¿CICLONES O CICLONAS?
De algún tiempo a esta parte la metereología
ha adoptado el sistema -muy extraño a fe mía
y por demás ilógico a mi modo de ver-
de nombrar los ciclones con nombre de mujer.
Sobre todo los célebres ciclones del Caribe,
enemigos jurados de todo lo que vive,
ciclón que se produce del Caribe en la zona,
ciclón que por el nombre se convierte en ciclona;
y cuanto más destruya, más mate y más derribe,
más bonito es el nombre femenil que recibe.
Habiendo apelativos como Atila o Sansón,
que son tan apropiados para cualquier ciclón,
lo corriente es que el nombre con que se les define
no sugiera ciclones sino estrellas de cine.
Así se nos describen las hazañas de #Flora",
un ciclón que no obstante su nombre de señora,
cuando pasó por Cuba
hizo en aquellas tierras más daño que la buba;
o se dice que "Daisy" desmanteló una islita
a pesar de su nombre de catira chiquita.
O bien se nos relatan las andanzas de "Cleo",
como de una turista que anda dando un paseo,
¡Y resulta que "Cleo" un tronco de ciclón
que por donde se mete no deja ni el manchón¡
A mi nadie me saca que el sistema en cuestión
no es obra de la ciencia sino de algún guasón
que quizá con las damas tiene alguna rencilla
y por vengarse de ellas les echó esa varilla.
Yo convengo, si quieren bautizar a un ciclón,
que le pongan el nombre de un famoso soplón
o tal vez el de algún animal destructivo
como son, por ejemplo, la langosta o el chivo.
E incluso aceptaría, si el ciclón es chiquito,
que por darle algún nombre lo llamaran Pepito;
así cuando a algún pueblo vuelva el ciclón pedazos
diremos que es Pepito que anda dando pepazos.
Mas ¿por qué darle nombres como los antedichos
a una cosa tan macha como son esos bichos?
Si yo fuera señora ya hubiera protestado
contra los que tan raro sistema han instaurado,
pues resulta una falta de consideración
bautizar con un nombre de mujer a un ciclón.
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