A UN RADIO ESCUCHA
Amigo radioescucha
que te pasas la vida oyendo radio,
que si eres peatón vas por la calle
con la oreja pegada a tu aparato
y si un carro manejas
escuchándolo vas dentro del carro...
Amigo radioescucha
que intoxicas tus tímpanos a diario
con el veneno ruin de los boleros,
con la bazofia cursi de lo tangos
o con la llorantina vergonzosa
de los valses peruanos....
Amigo radioescucha
que del silencio ignoras los encantos
y del mundo no escuchas otras voces
que las de los anuncios de la radio,
y al vibrante drama de la vida
-al que tú mismo estás incorporado-
prefieres los tonantes culebrones
del analfabetismo organizado...
Amigo radioescucha
que te pones tan bravo
cuando pegado vas de tu coroto
si alguien te dice: -¡Bájalo...
Amigo radioescucha,
dime una cosa, hermano:
después de haber pasado todo el día
escuchando la radio,
oyendo locutorees
tartamudos, chillones, mentecatos,
llenando tus oídos de bazofia
-es decir, de boleros y de tantos
y de radio-novelas
y de valses peruanos-,
¿te has preguntado, dime,
después que ya el coroto has apagado
y en tu cama te acuestas y te quedas
contigo mismo un rato,
te has preguntado, amigo radioescucha,
¿qué te quedó de un día oyendo radio?
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